Introducción.
La figura de Simón Ruiz es importante para la España del Quinientos. Simón fue uno de los mercaderes más importantes de Medina del Campo, que además participó en las nuevas formas de mercado que aparecen en el siglo XVI, y que son los mercados financieros, en los que surge un elemento imprescindible actualmente y al que llamamos cheque y que por entonces era conocido como letra de cambio, instrumento que manejó con gran destreza el mercader español.
En este blog me referiré de los negocios que llevo a cabo Simón Ruiz, sin entrar a detallarlos, para poder ver como el comercio de mercancías y el de las finanzas van de la mano en la época, además se podrá comprobar como evolucionó Simón Ruiz en tales negocios, gracias entre otras cosas a su talante atrevido que hizo que esta figura no rechazará ningún proyecto, ni financiero ni comercial, lo que le situó como uno de los personajes más importantes dentro de la economía española, y europea del siglo XVI.
Los comienzos de Simón Ruiz.
Simón Ruiz nació en Belorado (Burgos) en torno al 1525. Desde 1545 práctica, por libre, el oficio de comerciante, manteniendo una estrecha relación de colaboración con Yvon Rocaz, de Nantes que le enviaba fardos de lienzo que él vendía en las ferias de Castilla.
Los principios del mercader son sencillos, dedicándose casi exclusivamente a la compra y venta de lienzos, trabajando solo hasta 1551, cuando decide asociarse el tesorero de Aragón, Juan de Orbea y con la intención de poder hacer comercio en Bretaña. En dicha asociación, es el tesorero el que más capital aporta, por lo que debía recibir mayores beneficios, concretamente dos tercios, pero el negocio salió mal y el tesorero denunció el contrato y se terminó dicha unión.
Este hecho no hizo que Simón Ruiz no continuase con su labor, ya en 1553 volvía a formar asociación, pero esta vez con dos paisanos: Andrés Merino y Francisco de Zamora. La intención en esta ocasión era comprar artículos diversos en Francia para venderlos en Castilla, y eran ayudados para ellos por Andrés Ruiz que desde Nantes les facilitaba la materia que era muy difícil de conseguir en un período de guerras continuas. Simultáneamente Simón Ruiz buscaba socios temporales para dedicarse a labores más momentáneas, hasta que en 1554 Yvon Rocaz vuelve a enviarle fardos de telas en compañía de otro nantés, Jean Le Lou, mientras que desde España Simón era ayudado por su hermano Vítores Ruiz y su primo Francisco de la Presa.
En 1556 se acaban las hostilidades entre Francia y España debido a la tregua de Vaucelles, y será en ese momento cuando el mercader español decida formar una sociedad en toda regla con Yvon Rocaz y Jean Le Lou, aportando el mercader un tercio del capital de dicha sociedad, que durará hasta la muerte de Yvon Rocaz en 1566.
De nuevo en 1559 se firma una tregua entre los dos países vecinos, y el comercio entre españoles y franceses vuelve a ser favorable, pero es entonces cuando Simón Ruiz debe hacer frente a uno de sus primeros problemas financieros.
Simón había exportado monedas sin autorización, delito muy común en la época y que se pagaba entregando la correspondiente multa a las autoridades, en este caso el Consejo Real exigió el pago de 1.000 ducados al mercader y le prohibió volver a comerciar con Francia. Pero consta que Simón no llegó a pagar dicha multa, ya que a cambio concedió un préstamo a un alto cargo, un préstamo que ascendía a los 2.500 ducados y que difícilmente podría reembolsarse, dicha hazaña le permitió recuperar su licencia de comerciante en ese mismo año
Tras esto decidió aumentar su territorio de trabajo, y puso sus ojos en Sevilla, el puerto más importante de la Península. Su intención era hacer llegar allí telas para venderlas, un negocio similar al que ya había practicado con anterioridad y para el cual esta vez se asocio con la familia Maluenda, procedente de Burgos. Los primeros frutos del negocio fueron positivos por lo que el mercader burgués decidió establecer un representante permanente en Sevilla, primero sería Jerónimo de Valladolid (1560 - 1565) y más tarde Francisco de Mariaca.
Las ventas se hacían por cuenta de las dos compañías:
- Simón Ruiz, junto con Yvon Rocaz y Jean Le Lou.
- Vítores Ruiz junto con Francisco de la Presa y Andrés Ruiz.
En torno al año 1565 ambas compañías extendían su campo de acción hacía Rouen, siendo en esta zona el representante de los Ruiz, Sancho de Arbieto que sería sustituido por Antonio de Quintanadueñas.
Pese a que los negocios de Sevilla y de Rouen prosperaron bien, el de Bretaña siguió siendo el más importante.
Problemas.
Pese a todo no hay que olvidar que dentro de estos negocios hubo problemas, los cuales no son demasiado conocidos ya que Simón Ruiz supo casi siempre tratarlos con enorme delicadeza, lo que no evitó que alguno de sus socios se lamentará de los negocios establecidos, tal es el caso de Yvon Rocaz que se lamenta por las deudas incobrables a consecuencia de las quiebras.
Uno de los conflictos que más destaca es el acontecido en 1564 y que se debió a una exportación de numerario detenida en Miranda de Ebro y por la cual fueron detenidos Vítores Ruiz y Francisco de la Presa.
El conflicto fue el siguiente: Constantino Getile y Francisco Bravo de Valladolid, ambos hombres de negocio, habían obtenido de Felipe II licencias de exportación de numerario. En 1563, en la feria de Medina del Campo había hecho unas operaciones de cambio con los Ruiz y Presa. Estos anticipaban en España la suma que debía ser pagada a sus corresponsales, parte en Bayona y parte en Flandes. Los fondos exportados pasaban a Francia bajo la cobertura de licencias perfectamente en regla a nombre de Gentile y Bravo, cuando en realidad no era así. El hecho que motivó la denuncia, fue que Vítores Ruiz y Francisco de la Presa acompañaron el traslado de dichos numerarios, cuando se suponía que no les pertenecía, lo que hizo pensar que no actuaban de forma legal, por lo que se les debió acusar de haberse servido de Gentile y Bravo como testaferros y de haber infringido las leyes sobre la salida de metales preciosos.
Tras este hecho desagradable, Simón y Andrés Ruiz se reúnen con Yvon Rocaz para saldar sus cuentas, a la vez que Jerónimo de Valladolid es sustituido por Francisco de Mariaca en Sevilla. En la reunión determinaron que pese a los acontecimientos sufridos, las ganancias habían sido buenas, lo que no hacía que Yvon se tranquilizará que veía en el comercio de Sevilla ciertas inseguridades que no aparecían en Castilla, lo que no dejo de ser verdad, ya que en 1567 una serie de quiebras asolaron Sevilla afectando sobre todo a Burgos y por lo tanto a los Ruiz. A esto hay que añadir que en Francia tanto Andrés Ruiz como Yvon Rocaz se encontraban con diversas dificultades en la tesorería, como lo era la suspensión de pagos reales.
Esta crisis se extendió hasta el año siguiente, lo que hizo que Simón Ruiz se endeudase teniendo que pagar con estas deudas altos intereses que se devoraban todo beneficio.
Tras estos conflictos que se superan a duras penas, Simón Ruiz abandona su interés por el comercio con Sevilla y también por la venta de lienzos, fijando sus ojos en otros negocios.
Nuevos negocios.
Tras su experiencia como deudor, el mercader decide dedicarse al negocio de los préstamos, es decir, comienza la que es su verdadera carrera como hombre de negocios, su carrera como prestamista, sirviendo a importantes hombres tanto de España como de todos los países con los que comerciaba (Francia, Portugal, Italia... Gracias a estas relaciones como prestamistas, Simón Ruiz obtenía (además de lo que le aportaban los negocios mercantiles) una serie de rentas regulares que le ofrecían regularidad, así estas letras de cambio que facilitaba le aportaban grandes beneficios.
Los nuevos negocios de Simón se deban a sus buenas relaciones con dos destacables portugueses: Antonio Gomes d´Elvas y su hijo Luiz, con los que libra numerosas operaciones de dos tipos: tráfico de mercancías y especulaciones sobre los cambios dentro de estas mercancías, siendo esto último lo que más ventajoso le resultaba.
Gracias a estas relaciones Simón Ruiz se consolidará como intermediario entre el pequeño comercio portugués y el comercio francés, italiano y español.
En Flandes va a colocar a diversos colaboradores para que le mantengan informado sobre los precios de las mercancías, las oscilaciones de los cambios y sobre todos los acontecimientos que acontecían en la ciudad y que perjudicaban o beneficiaban al comercio.
Estas buenas relaciones con Portugal y Francia van a lograr que este hombre de negocios se convierta en 1576 en acreedor de Felipe II. Simón utilizará sus relaciones portuguesas, lionesas (con la ciudad de Lyon) y de Anvers para suministrar al Rey letras de cambio que sirvieron para el pago de la soldada de Flandes en un momento crítico para la Corona después de la crisis de 1575. De este modo iniciaba su nueva vida como hombre dedicado a las finanzas, llegando a tratar de igual a igual con personajes relevantes en el mundo de las finanzas como los son los Fuggers o los Spínola.
Esta promoción como hombre de finanzas hizo que su actividad como comerciante creciese, participando en empresas variadas, actuando como socio de alguna asociación o trabajando totalmente de forma individual, es decir por su cuenta, mintiendo la importancia del comercio en Nantes, hasta que en 1576 se diera cuenta de que dicho comercio ya no aportaba beneficios importantes, sin llegar a abandonar dicho tráfico de mercancías, dejo de encargarse de ello personalmente, para ocuparse de otros negocios que parecían proliferar, tal es el caso de Rouen y Flandes.
Los conflictos anglo- españoles que se habían iniciado en 1568 hacían que el puerto de Rouen se estableciera como intermediario necesario y obligado entre los beligerantes. Pronto este comercio superó el de Bretaña.
Muy pronto Simón Ruiz se destacó no sólo como hombre de finanzas sino también como un hombre dedicado a negocios dispares, sobre todo desde 1580 cuando Felipe II es reconocido rey en Portugal. Simón no se dedicaba a un tráfico de mercancías concreto, aunque si fue el de los lienzos su negocio más duradero, sino que abarcaba todos los campos que surgían a su paso, es decir, se arriesgaba continuamente en nuevas propuestas de comercio, aunque casi siempre eran propuestas espontáneas y realizadas en un plazo de tiempo muy breve y muy concreto.
Sus últimos movimientos.
En 1585 decide asociarse con su sobrino Cosme, creando una sociedad en la que tío y sobrino entraban en condiciones de igualdad, del mismo modo que entraba el máximo colaborador de Cosme, Lope de Arziniega. Simón aportaba el capital y se beneficiaba de un tercio de los posibles beneficios, dejando el mando a su sobrino y a Lope que sólo le consultaban sobre las operaciones más complejas. De este modo dejaba en manos de sus nuevos y jóvenes socios su comercio principal, los lienzos, para dedicarse casi totalmente a las finanzas.
En 1592, con 65 años y estando ya enfermo decidió dar mayor importancia a su sobrino, por lo que crea una nueva sociedad conocida como “Simón y Cosme Ruiz”, que anticipa de alguna forma su retirada y su dedicación a la construcción del hospital general de Medina del Campo, al que entregará sus últimos años de vida y a lo que se debe que esta figura no haya quedado en el olvido.
En 1596 hacía su testamento Simón Ruiz y un año más tarde, concretamente el 1 de marzo fallecía dejando una importante fortuna.
Referencias.
- “Simón Ruiz (1525 - 1597) en Medina del Campo”. Publicaciones de la Camara Oficial de Comercio e Industria de Valladolid, 1971, Valladolid.
- Juan José de Madariaga, “Bernal Díaz y Simón Ruiz, de Medina del Campo”, Ediciones Cultura Hispánica, 1966, Madrid.
jueves, 10 de enero de 2008
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